Tener razón es un placer. Es de esas cosas que le alegran a uno el día, o la semana. Incluso aunque tener razón implique alguna suerte de mala noticia, rollo Casandra en la caída de Troya. No hay nada como un "te lo dije" a tiempo. No construye nada, pero la sonrisa no te la quita nadie.
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