viernes, 17 de febrero de 2012

¡Hora de embriagarse!

En Grecia, la grecia actual, no la de los espartanos de Leónidas, ni la mitológica, las Juventudes Comunistas, se han manifestado, prepárense: ¡Contra la legalización de TODAS las drogas! Esto sí que es mitológico, y no lo de Leda y el cisne.
Vayamos por partes. En primer lugar: ¿Cómo se les ocurre legalizar así de repente todas las drogas? ¿Tan progres se han vuelto? ¿La "cuna de la democracia" sigue siendo adalid de libertades civiles y dechado de virtudes?
Ciertamente, el negocio de las drogas, siendo estas ilegales, es brutal. Mueve unas cantidades de dinero increíbles, impensables para un cerebro chiquitito como el mío, que tiene sólo tres huecos para meter cifras en el apartado de "presupuesto mensual". Pero también es algo consentido. En pequeñas ciudades, todo el mundo sabe quién vende. La policía también. En grandes ciudades pasa más o menos lo mismo.
Por otra parte: ¿Cómo gente "de izquierdas" se lleva las manos a la cabeza cuando un gobierno abre la mano así? ¿Acaso no saben lo que son las libertades individuales? ¿El derecho inherente a todo ser humano a quedarse en casa dañándose a sí mismo?
En el panorama griego está bastante claro. El gobierno prefiere una población drogada que una población que conteste, sobre todo cuando contestan con manifestaciones multitudinarias que prometen, a lo Rajoy, "vamos a quemar el parlamento". Digo "a lo Rajoy" porque hasta ahora no ha ardido. Es una estrategia que se viene utilizando desde los años 60, en que la CIA misma, utilizó sus recursos para extender la heroína y otras drogas entre los movimientos juveniles contestatarios. En España pasó algo parecido en los años '80, y pasará en Grecia si no se espabilan.
Hoy acabaré con algo de poesía. Hay gente que ve en la figura de Baudelaire alguien "revolucionario", "maldito". En realidad fue un cobarde apoyado por el estado Francés (busquen, busquen). Antes de leer el poema, les recomiendo que se embriaguen pensando en políticos envueltos en llamas.



XXXIII. Embriáguense.

Se debe estar embriagado siempre. Todo consiste en eso;
es el único problema. Para no padecer el horrible fardo del
tiempo que quiebra los hombros y los inclina hacia el suelo,
uno debe embriagarse infatigablemente.
Pero ¿de qué? De vino, de poesía, de virtud, de lo que
sea. Pero embriagarse.
Y si alguna vez, en la escalera de un palacio, sobre la
hierba verde de un foso, en la soledad melancólica de su cuarto,
ustedes despiertan y la embriaguez ha disminuído o desaparecido,
interroguen al viento, a la ola, a la estrella, al pájaro, al
reloj, a todo lo que huye, a todo lo que gime, a todo lo que
rueda, a todo lo que canta, a todo lo que habla, interroguen
qué hora es; y el viento, la ola, la estrella, el pájaro, el
reloj, contestarán: "¡Es la hora de embriagarse! ¡Para no ser
esclavos martirizados por el tiempo, embriáguense, embriáguense
incansablemente! De vino, de poesía, de virtud, de lo que sea".


Charles Baudelaire
"Poemas en Prosa"

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