domingo, 3 de junio de 2012

Anticristo, la peli esa del locólogo.

El encuadre en una terapia es muy importante, tanto que si no lo mantienes, puede haber consecuencias muy negativas para el proceso terapéutico. No sólo que no hagas terapia, sino que hagas daño. Esto es algo en lo que se insiste poco dentro de la licenciatura en psicología, o se insistía, porque ahora, con Bolonia, ya es grado, y se puede insistir menos, ya que hay menos tiempo.
Pero ante las deficiencias que puede tener una carrera universitaria respecto a los recovecos del alma humana, para aquellos profesionales que quieren dedicarse a aliviar y sanar el dolor psíquico, está el cine. Si, han escuchado bien. No he dicho la televisión, que con sus reality shows -sobre madres adolescentes, adolescentes en general, gente que va a la tele a contar su vida, etc.- también vale. No he dicho los libros, aburridos y llenos de palabras escritas, como las instrucciones de un DVD, y que además obligan a sumirte en un círculo vicioso de lecturas y más lecturas que acaba destruyéndote como persona (hace poco oí un caso de boca de un señor que decía "me he leído a un señor que se llamaba Kernberg, y eso me obligó a leerme a la Melania Klein, y Melania me mandó a leer a Freud, pero Freud me dijo que fuera a visitar a un tal Lacan... desde entonces mi vida es un infierno"). No se fíen de los libros. Siempre televisión o cine. 
Y de cine vamos a hablar hoy. Una película hecha para psicólogos. Una película hecha para psicólogos de esos a los que se les pasa por la cabeza tratar a todo Dios, familiares, amigos... quien se le ponga por delante. Al diván o a hacer autorregistros -referencia freak para gente que se acuerde de algo de lo que salía en las chuletas de "Técnicas de modificación de conducta"-. Da igual, cobrando o sin cobrar. Lo suyo es tratar... que para eso nos hemos gastado la guita en cinco años de carrera. Bueno, pues para esa gente, ya me entienden ustedes.
La película se llama "Anticristo", y es de Lavontrier. O como se escriba. Está entretenida. Empieza con una escena de sepso en blanco y negro y cámara lenta. Una escena de sexo irresponsable respecto a un churumbel que tenía la pareja, que acaba defenestrado. El resto de la película es la terapia que el señor esposo le hace a la señora esposa para superar un duelo, supuéstamente patológico, por la pérdida del niño. 
Un peliculón para quien se vea tentado, o tentada, a mantener relaciones con pacientes o empacientar a alguien con quien se tengan relaciones. También es importante tener en cuenta que no se debe tratar a alguien por la pérdida del hijo propio. Lo demás, está en la pantalla, mezclado con unas imágenes potentes y una misoginia nada sutil. 
¿Se acuerdan del caso del señor que empezó con Kernberg y acabó con su vida social? No se piensen que ese señor en realdiad soy yo... fue... un amigo íntimo... imaginario.

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